DSA IC stands in solidarity with MAS against far-right violence in Bolivia

Translated into Spanish below / Traducido al español a continuación

The Democratic Socialists of America International Committee (DSA IC) stands in solidarity with the working class of Bolivia and with the Movimiento al Socialismo (MAS) party as they defend Bolivian democracy against violent attacks by far-right groups in the city of Santa Cruz. 

The current violence erupted after Bolivia’s far-right demanded the government of Luis Arce to move the date of Bolivia’s national census to 2023, one year earlier than planned. The right wing hopes that an earlier census would disadvantage the MAS in terms of political redistricting and cast doubt on its 2020 election victory. The far-right governor of Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, called for an indefinite strike beginning October 22. Since then, far-right and explicitly fascist groups such as the Santa Cruz Civic Committees and the Youth Union have blockaded roads, burned union halls representing indigenous peasants, attacked government ministries including the National Institute of Statistics responsible for carrying out the census, and engaged in gun battles with local security forces. The right wing has declared “civil death” as the penalty for those who oppose their actions in Santa Cruz. The violence has resulted in at least four deaths and over 170 injured and has disrupted Bolivia’s food exports and distribution

The Permanent Assembly of Human Rights in Bolivia has alerted international human rights organizations of acts of violence and racism directed at the region’s poor and indigenous populations on the part of the Civic Committee and its allies. Moreover, there are concerns that the violence in Santa Cruz is the prelude to an additional coup attempt against the Arce government of Bolivia. The pattern of election denialism, lawfare, and violence against the state stoked first in the 2019 coup and continuing now has been a pattern for right-wing reaction in other countries, including Brazil after the recent victory of Luiz Inácio Lula da Silva, and in the United States during the capitol insurrection on January 6. 

The instigator of the current violence,  Luis Fernando Camacho, is one of the most visible leaders of the 2019 coup that overthrew the government of Evo Morales and installed Jeanine Añez. The Civic Committee backing his call to violence is a chamber of commerce-like organization backed by large, regional agribusiness conglomerates and has been previously linked to covert US funding. The Youth Union, meanwhile, is best known for its fascist salutes and menacing poor and indigenous residents of Santa Cruz using jeeps emblazoned with swastikas. The current violence also coincides with the 3-year anniversary of the plot by security forces and far-right parties to overthrow Evo Morales, a coup instigated by the Organization of American States. The Añez government unleashed brutal repression against left-wing, indigenous, and peasant opposition and was eventually defeated by nationwide mobilizations leading to a clear electoral mandate for the MAS party in 2020. 

The DSA International Committee stands in solidarity with Bolivia’s union movement and the Centro Obrera Boliviana, with the peasant and indigenous workers, and with the Movimiento al Socialismo  as they defend against violent attacks. The DSA International Committee calls on the Biden administration and members of US congress to condemn the violent uprisings against the lawfully-elected Arce administration and to withdraw any and all funding to the right-wing opposition groups involved in the violent attacks in Santa Cruz. 


DSA IC se solidariza con el MAS contra la violencia de extrema derecha en Bolivia

El Comité Internacional de los Socialistas Democráticos de los Estados Unidos (DSA IC) se solidariza con la clase trabajadora boliviana y con el Movimiento al Socialismo (MAS) mientras defienden la democracia boliviana contra ataques violentos por parte de grupos ultraderechistas en la ciudad de Santa Cruz. 

La violencia actual empezó después de que la oposición ultraderechista exigió que el gobierno de Luis Arce Catacora moviera la fecha del censo nacional boliviano al 2023, un año más temprano. La derecha espera que un censo realizado anticipadamente perjudique al MAS en términos de la redistribución de representación en la asamblea plurinacional y ponga en duda su victoria en las elecciones de 2020. El gobernador ultraderechista de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, llamó a una huelga de término indefinido el 22 de octubre. Desde ese momento, grupos ultraderechistas y explícitamente fascistas como el Comité Cívico pro Santa Cruz y la Unión Juvenil Cruceñista han bloqueado las carreteras, han quemado sedes de sindicatos de campesinos, han atacado ministerios gubernamentales incluso del Instituto Nacional de Estadísticas que tiene la responsabilidad de hacer el censo y han participado en tiroteos con las fuerzas de seguridad. La derecha ha declarado que sus oponentes recibirán la pena de “muerte civil” por cualquier oposición a su programa. Por parte de la violencia, hubo al menos cuatro muertos, más de 170 fallecidos y disrupciones en los servicios básicos. 

La Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia ha alertado organizaciones internacionales de derechos humanos que habían actos de violencia y racismo a los pobres e indígenas de la región por parte del Comité Cívico y sus socios. Además, hay preocupaciones de que la violencia en Santa Cruz sea el preludio al nuevo golpe de estado contra el gobierno de Luis Arce en Bolivia. El patrón de negación de las elecciones, guerra jurídica (“lawfare”) y violencia contra el estado que caracterizó el golpe de estado en 2019 y sigue ahora ha sido un patrón para reacción derechista en otros países, incluso de Brasil después de la victoria reciente de Luiz Inácio Lula da Silva, y en los Estados Unidos durante la insurrección en la capital  6 de enero de 2021. 

Luis Fernando Camacho es uno de los líderes más visibles del golpe de estado que derrocó el gobierno elegido de Evo Morales e instaló a Jeanine Áñez. El Comité Cívico que apoya sus llamados de violencia es una organización similar a una cámara de comercio estadounidense; está respaldado por conglomerados de la agroindustria regional y ha recibido fondos clandestinos de los Estados Unidos. La Unión Juvenil Cruceñista es más conocida por sus saludos fascistas y por amenazar a los habitantes pobres y indígenas de Santa Cruz con carros marcados con swastikas. La violencia actual también coincide con el aniversario de 3 años del golpe de estado contra Evo Morales, un golpe de estado instigado por la Organización de los Estados Americanos que tiene su sede en Washington, D.C. El gobierno de Áñez brutalmente reprimía la oposición izquierda, indígena y campesina hasta que el MAS lo derrotó con un mandato electoral claro en las elecciones de 2020 como resultado de movilizaciones masivas nacionales. 

El Comité Internacional de DSA se solidariza con el movimiento sindicalista boliviano y el Centro Obrera Boliviana, con obreros campesinos e indígenas y con el MAS mientras defienden contra ataques violentos. El Comité Internacional pide que la administración del Presidente Joe Biden y miembros del congreso estadounidense condenen las insurrecciones violentas contra el gobierno legitimo de Luis Arce y retiren fondos a la oposición derechista que está estimulando los ataques violentos en Santa Cruz.